Y pasó el temblor.

Imagen relacionada

Poema por:Vladimir Emiliano Martínez García

El amor saldrá desde fulgurantes sombras,

sepultado hoy en la atmosfera eterna de tu alma,

ahogado en un grito que roba mi calma,

un temblor al olvido, una pasión que alumbra.

Nuevos bríos emergen de mis entrañas,

un corazón ardiente y una espléndida ánima,

hacen sinergia para continuar vivo y en paz,

y frente a la dama, dejé lo que quema.

Quercus y la amenaza de los cubosecantes

Érase que se era…un enorme árbol de encino llamado Quercus que daba asilo a una gran diversidad de vida en el Regio Bosque Templado. Ahí vivía una colonia de ardillas comandada por Allen, quien se esforzaba día a día por mantener las condiciones de equilibrio en su hogar, e invitaba a sus amigos a sembrar bellotas y demás semillas de otros árboles en los márgenes del bosque para extender la frescura y los ambientes habitables más allá de lo que se veía a simple vista. El escuadrón de las ardillas sabía perfectamente que entre más árboles hubiera en su espacio vital, mejores condiciones de temperatura y humedad tendrían, así que Allen se mantenía atento a cualquier cambio en las dimensiones del bosque, pues recordaba la ocasión en que escuchó la profecía de que las especies morirían cuando la tierra estuviera quebrada y seca, sin árboles; por tal motivo prefería sembrar para evitar esa catástrofe ambiental. Además de las ardillas, Quercus hospedaba a Véspida la reina avispa quién se apoyaba en sus hojas del árbol para nutrir a sus críos en unas cápsulas llamadas agallas. Era bien conocido que el ejército de 5000 avispas obreras al mando de la reina se mantuviera al cuidado de la comunidad de insectos bebés en las hojas del árbol y por lo tanto mantenían en buenas condiciones al Encino, protegiéndolo de las plagas que lo podían atacar. 

Por otro lado Quercus conocía muy bien a ciertas aves que venían a saludarlo en algunas épocas del año como Harris el Halcón y Rufo el Gavilán brindándoles un lugar para guarecerse de las inclemencias del tiempo durante sus migraciones a través del planeta, ellos le contaban cómo en algunos lugares ya se habían aparecido una especie de cajas que acababan con todo lo que les rodeaba. Comenzaban por mandar unos mostros humeantes y ruidosos que arrasaban con lo que se les ponía enfrente, luego tejían unas redes calientes para después instalarse. Una vez que el terreno estaba muerto caían como plaga miles de cubos que poco a poco secaban toda la vida que quedaba para sustituirla por materiales multicolores inertes. Con esa noticia Quercus llamó a Allen.

Quercus — Amigo, confío en que tu percepción aguda nos permitirá saber el momento en que acechen los cubos secantes y sus redes de muerte

Allen— Cuenta con ello amigo, este mismo día convocaré a la tropa de ardillas para echar un vistazo por los alrededores

El encino también alertó a todas las formas de vida que habitaban en él, para que estuvieran atentos a cualquier cambio en la humedad o en la temperatura.

Al siguiente día Allen confirmó algunos cambios…

Allen—Amigo encino, solo se alcanza a sentir un poco más caliente la tierra en el lugar donde antiguamente corría el río

Véspida—En este mismo momento envío a 200 de mis avispas a recorrer el perímetro de la caída de agua

Quercus—Háganlo con cuidado, y si encuentran algún intruso, no lo enfrenten, solo estudien sus movimientos

Durante días los habitantes del Regio Bosque Templado se mantuvieron alerta, hasta que cierta mañana el cielo se tornó de otro color, la oscuridad de unas pequeñas nubes acompañadas de un estruendoso sonido produjo una desbandada de vecinos hacia lo alto del bosque, hasta los terrenos de Quercus.

Quercus— ¡Amigos, algo extraño pasa! Nos invaden los cubos secantes

De inmediato Véspida y Allen se activaron dispuestos a defender su hogar…

Véspida— ¡Puedo mandar un ataque frontal contra los mostros humeantes!

Allen— No amiga, mira lo que pueden hacer; arrancan árboles desde la raíz, asustan a los osos, pumas y demás poderosos habitantes, ¿qué podemos hacer?

Quercus—Seamos más inteligentes, ¿cuál es el verdadero problema?

Allen—Que los cubos secantes acaban con todo a su alrededor

Quercus— ¡Preguntemos a Harris y a Rufo!

En ese momento con un movimiento de sus ramas produjo un llamado atronador que llegó hasta sus amigos las aves.

Harris— ¿Qué pasa Quercus? Es muy extraño que utilices ese llamado

Quercus— Pues nos han llegado los cubos secantes, pero queremos saber si podemos resolver el problema antes de enfrentarlos

Harris— Hay una opción; Rufo ha visto una extraña afección de los habitantes de los cubos secantes, por mantener arbustos y plantas pequeñas con flores en algunos sitios expuestos de los cubos, además adoptan aves pequeñas que encierran en jaulas.

Rufo— Así es amigos, los habitantes de los cubos son unos seres extraños que gustan de reproducir en pequeño la naturaleza que destruyen, por ejemplo secan ríos para entubar el agua, quitan árboles para colocar plantas con flores y algunas veces colocan imitaciones de arbustos y pastizales, nosotros podemos…

Quercus lo interrumpe…— ¡Esa es la solución amigos! Aprovechemos su gusto por la naturaleza muerta y cambiémosla por naturaleza viva; Véspida tu ejército de avispas pueden llevar semillas de pasto hasta los espacios expuestos dónde aún hay tierra entre los cubos secantes, además de polinizar todas las plantas de flores que sean de la región para asegurar su supervivencia; Allen tú y tu escuadrón lleven semillas de árboles hasta los espacios que dejen los mostros humeantes, además de rodear las redes calientes; y Harris, tú y Rufo activen a las demás aves para que se mantengan siempre cerca de los habitantes y canten por las mañana, pero con cuidado de no ser atrapadas; su otra misión es diseminar los frutos de los arbustos de los cuales se alimentan.

La propuesta fue aceptada con unanimidad, era una gran idea integrarse con los invasores de tal manera que no se percataran de la conservación del hábitat. Todos cumplieron cabalmente con su misión, que al paso del tiempo se convirtió en una realidad.

Pronto surgieron de la madre tierra los hijos de Quercus, un nuevo bosque de encinos surgía por entre los intersticios de los cubos secantes habitados obviamente por los descendientes de Allen, Véspida, Harris y Rufo.  También se generaron nuevas oportunidades para extender las formas de vida interactuando con los habitantes extraños, quienes ya no tuvieron la necesidad de imitar a la naturaleza, pues fue la propia naturaleza y nuestros amigos del Regio Bosque Templado los que extendieron más allá de la conciencia su propia existencia…y colorín colorado este cuento se ha terminado, los cubos secantes ya no fueron tan amenazantes cuando nuestros amigos los ayudaron, ayudándose a sí mismos y conviviendo en el mismo espacio.